Edición:
Maite Martí Vallejo
maite.mart.vall@gmail.com
Barcelona/Alén/Pontevedra/Madrid/un seto. 10/05/2019

Luz Pichel (Alén, Lalín, Pontevedra, 1947) alterna su residencia habitual en Madrid, donde vive desde 1970, con pequeñas temporadas de descanso en su aldea de Alén. Es autora de los libros de poesía El pájaro mudo (Ediciones La Palma, 1990; I Premio “Ciudad de Santa Cruz de la Palma”); La marca de los potros (Diputación de Huelva, 2004; XXIV Premio hispanoamericano de poesía Juan Ramón Jiménez); Casa Pechada (Fundación Caixa Galicia, 2006, XXVI Premio Esquío de Poesía); El pájaro mudo y otros poemas (Universidad Popular José Hierro, 2004. Reune este libro la reedición de su primer poemario junto a nuevos trabajos como Ángulo de la niebla, Cartas de la mujer insomne y Hablo con quien quiero). En 2013 publicó cativa en su lughar/casa pechada (Col. diminutos salvamentos, ed. Progresele, Madrid), en 2015 tra(n)shumancias (Col. eme, ed. La Palma, Madrid . Su último libro hasta el momento es CO CO CO U (La uÑa RoTa, 2017).
“No ir comprendiendo es ya gozar” me dijo Luz un día. Otro, me dijo que estaba detrás del seto. “Estamos por la lengua”, diría al tercer día. Ha pasado casi un año y ahora me manda un paquetito de moras y esto:
Por la tarde recogen las espigas de una en una hasta los cientos.
Las atan en pequeñas gavillas de a cien.
Sus espaldas no ceden, sus cuerpos son de junco, por sus médulas blancas corre leche.
Si los vierais sentarse ¿para qué venden varas con nudos en la feria? ¿para qué?
Con esas cien espigas haré
un gramo de pan y les diré comed
comed este cuerpo de las cien espigas
no lloréis.
(El pájaro mudo, 1990)
*
Santa Lucía vive en una caja de madera preciosa con puertas de cristal. Es pequeña y azul y le brillan los ojos como al perro de Emérita. Cada viernes Emérita y su perro nos la traen a casa para que sea nuestra y yo paso con ella el día entero si me dejan la mar de entretenida. No me permiten, claro, colocarle los vestidos de trapo que escondo para ella debajo de los colchones ni apagarle esa luz que gasta tanto y que a punto estuvo de quemarla una vez.
Los lunes llevo con cuidadito a Santa Lucía a la casa de Pedro para que sea de ellos y rece por los cuatro niños que les nacieron mucho antes de nacer. Ayer se me cayó la lámpara de aceite de la santa en el portal de la casa de Pedro, se derramó el aceite y se apagó la luz.
En el suelo el charco dibujó la figura de un diablo que reía con alas de murciélago y dientes espumosos. Ahora sé que un día se caerá la santa y se romperá o que, de todos modos, ya no podré dejar de ver en el portal de Pedro de mi cabeza las figuras del suelo.
(La marca de los potros, 2004)
*
O que se ve mirando
Mirei polo poxigo da porta dos monicreques
e vin as noces na nogueira
a herba no prado
a tapa do pozo negro ao ras do chan
as marabillas de cor laranxa
á beira do pozo negro
un loureiro nacendo entre as pedras do valo
unha malva pequena que escapou da gadaña
e é boa para durmir
un cabalo ao galope polo ceo adiante
camiño de Fisterra.
Adrián, todo sucio e queimado do sol,
mátase a rir mirando brincar a galiña
despois de morta.
Todo está no seu sitio.
Xa me podo marchar.
(Casa pechada, 2006)
*
Lo que se ve mirando
Miro a ver qué se ve
por el postigo de la puerta de las marionetas.
A ver qué se escucha.
Y vense las nueces e nel noghal,
la hierba e nel prado
la tapa del pozo neghro a ras del suelo
la risa que no para de Cativa[1]
una planta silvestre
Cativa toda sucia
una maravilla la raíz en las aghuas negras
las risa retornada de Cativa
Cativa requemada del sol
una maravilla de color naranja a la vera del pozo negro
la risa
un laurel pequeñito entre las piedras
Cativa
una malva escapada de la guadaña
buena para dormir
la risa de Cativa
Cativa sobre la tapa del pozo negro
un caballo al galope por el cielo adelante
camino del Findaterra.
Cativa toda sucia requemada del sol
la risa suya
Cativa que mátase con la risa mirando brincar
una gallina descabezada.
Paréceme que todo queda puesto en su sitio,
ya me puedo marchar.
(Cativa en su lughar, 2012)
[1]Cativa es pequeña, bonita, una figurita del mencer que rompe, queridiña. Cativa no tiene edade de trabajar, Cativa es mala, desghraciada, ruin, no sirve. Cativasometida, cativapresa. La mujer arrulaba en su dentro una niña cautiva desde lo inmemorial, presa la tenía y bien se ve que sí.
*
descansa a cabeza harriet tubman na vía do tren
e dorme ela vai por diante porque sabe linguas
entende os letreiros aguanta os paus / los palos
coñece os camiños de ferro sub da terra e ve o que non
se ve e soña o que non se soña a caronciño / a la
verita de harriet as outras dormen todas sobre da vía
as viaxes sen retorno fanse largas as fragas / bosques
meten moito medo meten medo os bichos e os
estraperlistas algúns países están lonxe de máis /
quedan tan tan lejos algunhas mañás / mañanas non
chegan nunca á estación dun tren / no llegan nunca nunca
pasan na escuridade as cousas semellan vultos os que
se moven cargando con sacos de liño / lino ou cunha
velliña ao lombo / una viejecita sobre los hombros
semellan lobos néboa / niebla na man aberta ten
escrito a muller un verso con tinta de cor laranxa a vía
do tren non é unha almofada xeitosa / una almohada
agradable no es la vía de un tren o frío non permite
acomodar as ideas sen perigo / peligro durme e soña
dicía a mensaxe o soño canto máis fondo máis lonxe
te leva / más lejos te transporta extranxeiriña
(Tra(n)shumancias, 2015)

preséntase a fighura dunha árbora rara cun nove
raíces ó aire sete fracuchchiñasñas e dúas ghrosas troncu
xighante nin sete abrazus encadeadus darían
pra abrazalu # as pólas eran a) dúas nu mediu tiraaaaaaandu
cara a riba
e b) sete
vulteadiiiñas cara abaixo cousa de indiciar tristura
a folla aínda verde toooda pulu chan estrada
alghu que parece un nenu sucísimo come
cireixas debaixu unhas boas outras a medio
cumer dus paxxxarus e nin era un nenu era
un home pequeniñu nun sabía
recoñecel a cireixa podre
as dúas raíces máis cativas semellan
engharameñadas unha noutra a de máis á squerda remata en dous
gharabullus recubertus cun escarpíns de la e botas de cor vermella
sendu néghralas antepostas botas da raíz cocupa a posición da dreita
o rapas vai en canelas
ponse a medral a árbora nese intre e espáaaaallase cuma
a masa na artesa meeedra e meeedra pros ladus e pro ceu ata
desaparcer detral as paisaxes e nun se ve máis ca esa rareza unírica
us us us us za
us zapatiñus estrulladus pulu volume da masa
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apaece la figura duna árbola rara con nueve
raíces al aire siete escuchchchimizás y dos muy gordas tronco
gigante ni siete abrazos encadenaos darían
pa abrazarlo las ramas eran a) dos en el medio tiraaaaando
parriba y b) siete
volteadiiiiitas pabajo cosa de indiciar tristeza
la hoja toavía verde tooooda por el plano esparcía
algo que paece un crío sucísimo come
cerezas debajo unas buenas otras a medio comer
de los pájjjjaros y ni era un crío era
un hombre chiquito no sabía
reconocer la cereza podría
las dos raíces más canijas semejan
enredadas luna en la otra la de más a la izquierda remata en dos palitroques
recubiertos con unos calcetines de lana y botas de color rojo siendo negras las antepuestas botas de la
raíz cocupa la posición de la derecha
el crío va en pernetas
pónse a agrandar la árbola en ese instante y desparráaaamase como
la masa en la artesa suuuube y suuuube pa los laos y pal cielo hasta
saparecer atrás los paisajes y no se ve más que esa rareza
onírica lo lo lo los za
los zapatitos estrujados por el volumen de la masa
(CO CO CO U, 2018. Con la versión al navero de Ángela Segovia.)