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Leticia Delgado
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Barcelona/Pontevedra. 01/10/2021.

María Moldes prefiere dirigir su mirada hacia el mundo real, aparentemente poco atractivo para los medios de comunicación y la publicidad. Trabaja inspirándose en el cine, busca que esas personas que parecen no interesarle a nadie parezcan personajes de una película.
La fotografía es mi espacio de libertad, donde hago una interpretación irónica, melancólica de la época que me ha tocado vivir, una época que muchas veces detesto y de la que puedo huir a través de mi obra.

En lo artístico, lo que más ilusión me ha hecho es que mi serie fotográfica ‘Escenas de la vida radioactiva’ (un trabajo que surgió de una pulsión personal y sin ninguna pretensión) acabase expuesto en un museo junto al trabajo de dos referentes de la fotografía internacional como Martin Parr y Cristina de Middel.

Para mí, todo este tiempo ha sido un momento para reflexionar, leer, estudiar y ver mucho cine. Además he tenido la suerte de ser becada para estudiar un máster de cine documental con lo que no he sentido que perdía el tiempo.
Es cierto que mi fotografía tiene en general cierta carga de ironía, un trasfondo de crítica a nuestra sociedad. La pandemia hizo que no me sintiera inspirada para sacar ese lado irónico, no encontraba razones para ello, de hecho no he hecho apenas fotos durante todo este tiempo.

El mundo perfecto que nos venden me aburre.

Las redes sociales, en concreto Instagram, me han ayudado muchísimo, primero a dar a conocer mi trabajo tanto en nuestro país como fuera. Me han permitido ser independiente, ser autónoma a la hora de moverlo sin depender de los tiempos ni cauces convencionales que marca el mercado del arte. Aunque no me considero una esclava de ellas, soy yo la que marco el ritmo y solo las utilizo cuando considero que es el momento.



Si tuviera que elegir a una heroína personal tendría sin duda que mencionar a una tía abuela mía que, viendo que la España de la posguerra no era sitio para una mujer, se escapó con dieciocho años como polizón en un barco de Galicia a Estados Unidos, donde acabó siendo jueza.

La gente que me conoce sabe que si hay algo que me define es la melomanía. Escucho mucha música, pero siempre tengo algún artista al que recurro sin parar durante una temporada. En esta época de pandemia han sido dos: Franco Battiato y Leonard Cohen.

Parece que las cosas empiezan a mejorar. Ahora estoy metida en un proyecto personal que me tiene muy ilusionada y que además me permitirá viajar gran parte del tiempo, así que podré hacer más trabajos fotográficos en diferentes lugares.

THALAMUS MAGAZINE // AÑO 2021
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